Y todos me miraron con caras asquientas, yo solo explicaba mi nuevo romance con la mujer mas especial de mi vida.
Algunos no me creían, pensaron que era otras de mis bromas o chistes que siempre comienzan como algo anecdótico y terminan con algo tragi-cómico. La verdad es que la mujer que ahora amo, no tiene la afirmación de mis amigos, tampoco la de mis padres. Sus ojos siempre delatan que esta asombrada por algo; declarada amante de la naturaleza, nunca maquillada ni para la mas mínima ocasión.
Zurda, siempre con su mano izquierda sucia por tintas de lapices de tanta escritura en su trabajo, de padre Iraní y de madre Italiana; por ende, orgullosa de la única parte del cuerpo que no duerme: su preponderante nariz. Siempre hablando de manera fuerte y golpeada, yo solo digo que es culpa de la genética, no de su carácter. Su manera de vestir tampoco ayuda; muchos colores como una carta de ajuste de televisión, lograba sacar una sonrisa a mas de cualquier peatón cuando caminamos de la mano.
Si hablamos de su físico, yo no tengo queja, solo es proporcional a su autoestima y gloria. Piernas de elegancia de flamenco; sin depilar, por que ya sabemos su amor a lo natural. Su gran altura ha sido cómplice de crearle una pequeña deformidad, joroba causada de tantos saludos a sus alumnos de la enseñanza pre básica. De su pelo; podría escribir una tesis, grosso modo solo diré que el peine y su cabello nunca han sido parte de un romance.
Lo esencial y decisivo es que su fealdad es difícil de especificar, tengo fé que es parte de un nuevo prisma de belleza. Total, ¿Quien sabe lo que es la belleza?
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