Tu mirada sin expresión alguna, me contagia a sentir como lo eres conmigo; claro, tu solo vives la monotonía de siempre. Para mi es todo nuevo.
Los besos en tu espalda, las caricias a tu cuello y el respirar cerca mío, combinan con mis ansias de entregar sentimientos prohibidos, los que guardaba para después.
Pero no hay después, no hay mañana, ni menos futuro. La palabra presente en tu idioma es distinto al mío, compite la semántica de mi mente con la semiótica de mi corazón.
Explícame por favor que demuestras con esos ojos y con esa sonrisa.
O mejor aún, déjame descubrirlo....
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